Por Pedro Félix García García | Abril 25, 2017 - 8:18 am - Publicado en Es Noticia

Vista exterior de Garoña a comienzos de otoño

Vista exterior de Garoña a comienzos de otoño

Pedro Félix García. La central nuclear de Santa María de Garoña está situada a orillas del río Ebro, al norte de la provincia de Burgos, en el valle de Tobalina, en el corazón de la comarca de las Merindades.

Prácticas periódicas de actualización de conocimientos

Prácticas periódicas de actualización de conocimientos

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Iberdola -que es propietaria de una mitad de la Central nuclear de Santa María de Garoña- ya se ha pronunciado: no considera económicamente viable volver a poner en funcionamiento esta central que lleva parada desde 2013. La otra mitad pertenece a Endesa, compañía que aún no se ha pronunciado a este respecto, pero es fácil prever que su visión de los negocios no difiera mucho de la de la multinacional vasca. Independientemente de connotaciones políticas, simplemente por razones de rentabilidad, nadie espera ya que Garoña vuelva a producir electricidad.

Los visitantes son informados del funcionamiento general de la central

Visita explicativa sobre el funcionamiento de la central

Desde el punto de vista turístico, la central nuclear de Santa María de Garoña fue un lugar visitable; y muy visitado.
Con frecuencia recibía nutridas excursiones organizadas, y sus responsables de relaciones públicas les mostraban a los visitantes las instalaciones, les explicaban su funcionamiento y, como broche final, les ofrecían un copioso y apetitoso ágape.

La verdad es que algunas de las cosas que les enseñaban a los visitantes eran instalaciones un poco ‘de mentirijillas’. El espectacular centro de mando que se mostraba al público no era el de verdad; era idéntico, pero no era el que realmente gobernaba el complejo en ese momento. Era un centro de control en el que el personal de la central realizaba prácticas continuamente; los propios técnicos de Nuclenor realizaban una y otra vez ejercicios de lo más variado de reciclaje y adiestramiento, enfrentándose a simulaciones de todo tipo y viéndose obligados a tomar con rapidez decisiones acertadas ante problemas muy diversos.

Puente grúa para el manejo del combustible (U235).

Puente grúa para el manejo del combustible (U235)

Santa María de Garoña era una central térmica dedicada a la producción de electricidad. A diferencia de otras centrales térmicas ─que utilizan carbón o gas como combustible y expulsan anhídrido carbónico a la atmósfera─, la central de Santa María de Garoña utilizaba uranio (U235) como combustible, y la fisión nuclear de dicho elemento era la manera de conseguir la generación de calor, proceso durante el que no se emite la más mínima cantidad de gases de efecto invernadero al exterior. El calor generado por la fisión del uranio se aprovechaba industrialmente para transformar agua líquida en vapor de agua, el cual hacía girar una enorme turbina que, a su vez accionaba un generador eléctrico de 466.000 Kwh de potencia en este caso.

Cuando se bombardea con neutrones un núcleo de uranio (U235), éste se escinde -se rompe- generando gran cantidad de energía y más neutrones. Ya hemos explicado cómo el calor generado -energía- se aprovecha industrialmente para mover una turbina y transformar finalmente esa energía calorífica en energía eléctrica. La reacción en cadena del uranio (U235) se controla con absoluta precisión mediante la interposición de unas barras que impiden actuar a los neutrones que no se desea que reaccionen.

Momento de recarga del reactor de la central de Garoña

Momento de recarga del reactor de la central de Garoña

Conviene destacar que toda el agua ─tanto en fase líquida como en forma de vapor─, que interviene en el proceso de calentamiento y en el accionamiento de la turbina, circula dentro de circuitos completamente estancos; totalmente aislados del exterior. Las aguas del circuito externo, captadas del río ─y devueltas después de nuevo al río─ que se utilizan para refrigerar al circuito interno, no entran en contacto en ningún momento una con otra. Lo único que ‘irradia’ una central nuclear hacia el exterior es el casi imperceptible incremento de la temperatura del agua que se devuelve al río después de haber servido como refrigerante.

Jubilados de la Ribera del Duero, a la puerta de Garoña
Jubilados de la Ribera del Duero, a la puerta de Garoña

La vida útil de una central nuclear no tiene un periodo preestablecido que comience a contar desde su construcción y puesta en funcionamiento, sino que, tanto aquí como en el resto de Europa, su autorización administrativa de explotación se renueva cada cierto tiempo. En nuestro país, inicialmente, se concedían unos permisos provisionales de explotación que debían ser renovados cada 18 meses o, a lo sumo, cada dos años. Posteriormente y a la luz de la experiencia adquirida, aquellos primeros permisos provisionales se transformaron en autorizaciones válidas para periodos generalmente de diez años, cuya renovación, en nuestro caso, depende de un exhaustivo informe que -tras rigurosas y cada vez más exigentes pruebas- emite el organismo técnico especializado e independiente, denominado Consejo de Seguridad Nuclear y -a la vista del contenido del referido informe-, es el Ministerio de Industria quien finalmente decide prorrogar o no el permiso para cada central.

En Estados Unidos existe una central nuclear que ya ha superado los 40 años de vida y tiene permiso para seguir funcionando 20 años más. En dicho país hay otras ocho centrales que tienen entre 38 y 39 años de vida y ya cuentan con autorización para seguir operando hasta los 60 años de funcionamiento. Otras dos centrales nucleares suizas llevan funcionando más de 38 años y disponen de permiso indefinido para seguir operando.

Vista exterior de la central en pleno invierno burgalés

Vista exterior de la central en pleno invierno burgalés

A pesar del reciente informe favorable emitido por el Consejo de Seguridad Nuclear para la prórroga de su autorización de funcionamiento por otros diez años más de la central nuclear de Garoña, lo más probable es que, por razones económicas de inviable rentabilidad, la central burgalesa no vuelva a ser puesta jamás en marcha. Así que Garoña deja de ser un destino turístico vivo, a menos que sus dueños decidan transformar este sitio en una especie de museo para el recuerdo, similar a esas viejas minas en desuso que hoy son poderosos centros de atracción para visitantes.

En todo caso aún queda mucho por hacer. En una central nuclear no se apaga la llave de contacto y ya está parada la central. El desmantelamiento de una central nuclear no es un proceso sencillo ni rápido, sino muy largo y complejo, en el que intervienen múltiples organismos de control, y está regulado por normas y protocoles muy severos, encaminados al desmontaje y retirada final del reactor nuclear y a su blindaje.


Este articulo fue publicado el 25 Abril 25Europe/Madrid 2017 a las 8:18 am y esta archivado en Es Noticia. Puedes suscribirte a los comentarios en el RSS 2.0 feed. Puedes escribir un comentario, o hacer trackback desde tu propia web.

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