Gumersindo Ontañón Ontañón. Este año no va a ser posible cantar las marzas en Aranda y Comarca, los motivos son obvios. Aunque si ustedes me lo permiten, como llevo haciendo en las casi cuatro últimas décadas no me voy a resistir ni pasar por alto hablar de este tema tan arraigado en algunos municipios de nuestra querida Ribera.
(5 votos, media: 5 de 5)
Loading ...
No quiero renunciar a dar unas pinceladas de este momento mágico que como saben, repito, se vive cada final de febrero en un buen puñado de pueblos ribereños, incluida la capital. Cerca de ocho lustros estudiando e investigando dan mucho de sí para conocer aspectos que nuestros antepasados vivieron con tanto cariño y tanta pasión por seguir con una tradición que venía de siglos atrás.
No puedo ni quiero insisto, dejar pasar la ocasión de este acontecimiento, único entre Navidad y Semana Santa, que pone de manifiesto que el mundo rural merece más, merece más atención, merece que la clase política trabaje de verdad por los pueblos.
Volviendo la vista atrás y curiosamente hace un año, a estas alturas, pensábamos que esta maldita pandemia nos quedaba lejos, en realidad el bicho estaba ya merodeando por aquí y ni nos habíamos enterado. El 29 de febrero de 2020, fue el último acto público que se celebró en varios pueblos, en esta ocasión la comarca vivió uno de los momentos más exitosos en la historia de las marzas, una temperatura como nunca, fin de semana, sábado concretamente, las asociaciones culturales, ayuntamientos, distintas peñas y cuadrillas organizaron cenas, paisanos residentes en otras ciudades se desplazaron a los pequeños pueblos. Fue fantástico. Supuso un reconocimiento popular a esta tradición milenaria y una de las pocas que nos quedan. Los medios locales y provinciales se hicieron eco de la gran participación.