- Limpiando pacientemente figuras de angelitos
Pedro Félix García. Ya se ha terminado de restaurar completamente el ‘cascarón’, hasta el punto de que ha sido posible retirar la plataforma del cuarto piso del andamio.

Detalle de láminas de pan de oro a medio ahuecar
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En la fotografía que abre este cuarto reportaje sobre la marcha de los trabajos de restauración del retablo del altar mayor de la iglesia parroquial de Vadocondes (Burgos), vemos a Laura do Rego -joven restauradora brasileña afincada en Burgos y felizmente casada con un burgalés- dedicada en ese instante a limpiar con paciencia uno de los angelitos de los que se encuentran habitualmente en la parte alta del retablo, acompañado de otros tres compañeros más, repartidos todos ellos a lo largo de la base del cascarón al mismo nivel en el que está situada la imagen de San Fernando. Algunos de estos cuatro angelitos conservan todavía sus alas; otros las han perdido.
Conviene relatar aquí -aunque no sea más que como hecho anecdótico, pero que merece saberse- que estos cuatro angelitos ha sido limpiados antaño a conciencia más de una vez y más de dos -además muy a conciencia- a lo largo de sus casi trescientos años de existencia. Con toda su buena voluntad y posiblemente coincidiendo con la proximidad de festividades importantes, nuestros antepasados -más bien nuestras antepasadas en este caso- tras bajarlos, procuraban quitarles bien la mugre acumulada, y vaya si se la quitaban, frotándoles con estropajos y bañándoles en aguas cuando menos jabonosas, si no con lejía o amoniaco incluso. También era frecuente untarles después con clara de huevo a modo de capa ‘protectora’ que les procurase ‘brillo’ añadido. Y claro, lo que nos toca ahora -en el siglo XXI- es procurar hacerles recuperar un estado lo más semejante posible al que tuvieron en origen. Las tallas de los angelitos son fáciles de quitar y poner, pues sólo están sujetas al armazón del retablo mediante unos hierros que penetran en los glúteos de las figuras a través de unos orificios allí practicados y que se aprecian muy bien en la fotografía. Podríamos decir que estos angelitos casi se encuentran ‘empalados’.