Carlos Javier Marqués. Empezamos parafraseando al insigne personaje Fermín Trujillo, “empresario exitoso”, porque vamos a hablar precisamente de eso; de Emprendimiento. Y sí, también de éxito ó más bien de “falta de”, porque parece haberse puesto de moda el hacer declaraciones ó reflexiones muy poco afortunadas sobre éste tema.

Mural en Barrio de Santa Catalina
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Desde hace unas semanas, y conforme avanza la crisis económica (yo prefiero hablar de “futurible batacazo”) crecen las voces que abogan por traer empresas a Aranda para conseguir ése resurgir económico por el que todos, ó más bien casi todos, luchamos.
…..nosotros éramos un par de adolescentes y una “casete” de Los Chichos, no unas personas con cargo”.
El primer problema es que la práctica totalidad de éstos visionarios que persiguen el emprendimiento foráneo como solución, no saben lo que es levantar una empresa con sus propias manos, por lo que parten de un descrédito que luego rubrican con sus declaraciones.
Y eso que tampoco es necesario ser –precisamente - el CEO de una franquicia para darse cuenta del enorme potencial que encierra ésta Tierra, de la tradición emprendedora que hemos mantenido durante siglos, del tejido empresarial, económico y social que ahora mismo reside en ella. Ahora mismo ¡OJO!; mañana no sabría decirles, porque no nos lo ponen nada fácil. Éste es el segundo problema, pero un problema del tamaño del iceberg que hundió al Titanic.
¡Cuida tu tierra!
….Y precisamente con tierra les voy a hacer una analogía dedicada a ésa sonora minoría que parece no entender la situación. Cada verano mi madre nos encomendaba a mí y a mi hermano el cuidado de sus amados geranios… mientras ella y mi padre recuperaban fuerzas en Galicia.
Como asumíamos la responsabilidad sin ser muy diestros en el tema agrario y, encima, descuidábamos sistemáticamente ése pequeño “jardín botánico” materno (los geranios pasaban del secano al barbecho en cuanto mis padres abandonaban el Polígono Residencial, camino a Nigrán), invertíamos medio verano peregrinando al mercadillo de los sábados para reponer las crecientes bajas.