Por Gloria Soto | Junio 3, 2024 - 6:49 am - Publicado en Cultura

Gloria Soto. El 17 de abril de 1961, los miembros de la Brigada de Asalto 2506 se enfrentaron a la dictadura castrista en la conocida invasión de Bahía de Cochinos. Sin embargo, en mi niñez lo único que sabía de la isla era que se había perdido en 1898, y que el cantante cubano, Antonio Machín, triunfaba en la radio con “Dos Gardenias” y “El Manisero” entre otras. Una temprana juventud, en Barcelona, me adentró en las Habaneras “El Meu Avi,” “Lola La Tabernera”, nostálgicas historias con sabor a mar y ron cremat con las que imaginaba nuestra presencia allende los mares. Ahí terminaban mis conocimientos, en un tiempo con mucha distracción. El franquismo estaba recién terminado y una eclosión de libertad recorría “Barcelona la Maravillosa”.

En medio de ese jolgorio, donde se hablaba mucho de política, estaba en mi salsa, pese a que no sabía nada. Eso sí, siempre he contado con una rebeldía e instinto nato que me ha prevenido contra las imposiciones y posicionado en favor de la libertad.

Eliecer Jiménez Almeida, director de “Veritas” y el brigadista, Carlos Leon, El Cachorro.

Eliecer Jiménez, director de “Veritas”, el brigadista Carlos León y Gloria Soto en el Museo de la Diáspora Cubana.

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Fue cuando me topé con la asignatura de Derecho Político, que supe algo del tema, aunque me costaba mucho. ¡Quien quería estudiar política en aquellos ochenta que nos revolucionaron! Ante nuestros ojos, se abrió un nuevo mundo al que nos tiramos sin paracaídas y muchos no lo contaron. La izquierda se atribuyó los valores de libertad, democracia e igualdad sin apenas contestación. En aquella atmósfera progresista, la figura de Fidel Castro, se perfilaba con una aureola romántica que la distanciaba de nuestra pasada dictadura, blanqueando el comunismo. Los de a pie, teníamos pocos elementos para opinar. España había estado cerrada al mundo, y mi frontera terminaba en Francia, aunque soñase con América, por aquello de los vaqueros, los caballos y las praderas.

En la actualidad, hace mucho que todos sabemos sobre Cuba. El lema: “Patria y Vida” es estandarte de libertad y resulta imposible justificar un sistema opresor económica y moralmente.

Mi conocimiento de la Brigada 2506 llegó con Veritas, de Eliecer Jiménez Almeida, cuando los escuché de viva voz contar sus vivencias acerca de la invasión de Playa Girón. Una operación planeada por el presidente Eisenhower, con el apoyo de la CIA, en la que un grupo de exiliados cubanos fueron entrenados en campos de Guatemala para enfrentarse a la dictadura. Con la presidencia de John Kennedy los planes cambiaron y, en lugar de entrar por Trinidad, lo hicieron por Playa Girón mermando las posibilidades de éxito. Una vez desembarcados supieron que les habían retirado el apoyo americano. La derrota estaba servida. El resultado, 118 brigadistas fallecidos, 360 heridos, y 1202 presos. Me solidaricé inmediatamente con los brigadistas. Un documental imprescindible por su interés histórico y excelente calidad. Con la lectura de Miami, de Joan Didion, profundicé en la influencia de la Brigada en el desarrollo de Miami. Las dos creaciones hablan del homenaje brindado a los brigadistas, una vez liberados. Fue en el Estadio de Miami, en la celebración de la Orange Bowl, en 1963. Allí fueron recibidos por el presidente Kennedy y Jacqueline. La primera dama, en español, dijo que era un honor para ella estar entre el grupo de los hombres más valientes del mundo y que deseaba que algún día su hijo fuera la mitad de valiente de lo que habían sido los miembros de la Brigada 2506. Por su parte, el presidente les agradeció que hicieran a Estados Unidos custodio de su bandera, y les aseguró que la misma sería devuelta en una Habana libre. Meses antes, Kennedy y Khrushchev habían cerrado la crisis de los misiles, con el compromiso de Kruschchev de retirar el armamento y de Kennedy de no atacar la isla. Asimismo, reflejan como Kennedy, después de Castro era el hombre más odiado en Miami. El 17 de abril de 2023, acudí por primera vez a la ceremonia anual que la Brigada celebra en memoria de los hechos.

Rafael Montalvo, Presidente de la Asociación de Veteranos de la Brigada 2506, dirigiéndose a los presentes

Rafael Montalvo, Presidente de la Asociación de Veteranos de la Brigada 2506, dirigiéndose a los presentes.

Retrotrayéndome a 1999, fue en Coral Gables, Miami, durante unas prácticas, cuando entré en contacto con algunos cubanos que me explicaron sobre el embargo de sus propiedades y como se habían tenido que ir sin nada. Una dura realidad sin romanticismos que creí inmediatamente, porque la verdad no necesita envoltorio. Fue en aquel tiempo, cuando vi Buena Vista Social Club, un documental sobre el famoso local musical y sus músicos. Wim Wenders los había sacado a la luz, después de vivir condenados al ostracismo cuando la revolución cerró las salas de fiesta. En la producción me llamó la atención, Ibrahim Ferrer, aunque, en general todos los participantes. Pensaba en la impresión que les habría causado saltar a la fama ya, muy entrados en años, y descubrir un nuevo mundo. Sin embargo, cuando en Barcelona, en el año 2005, pude conversar con el Sr. Ferrer me dijo que lo había llevado bien. Me pareció una persona muy humana y de sus canciones y voz ¡Que decir! “Aquellos Ojos Verdes” me recordaba a mis padres. El año anterior había terminado Periodismo con un trabajo sobre locales cubanos porque el sabor cubano estaba de moda. Había sido posible gracias a la labor de algunos cubanos llegados sobre finales de los ochenta que habían promocionado su cultura musical y gastronomía. Esa irrupción cultural a ritmo de salsa, mayoritariamente silenciosa con su sistema, tuvo buena acogida entre los independentistas y progresistas. Así, el baile, los mojitos, y los viajes a Cuba se pusieron al alza. Se decía que los aviones a la Habana iban llenos de hombres españoles. Luego, se apuntaron las mujeres. Paralelamente, escuchaba hablar del “santerismo.” La religión yoruba practicada por afrocubanos parecía extenderse, al igual que el deseo por “purificarse” practicando ayuno, rapándose el pelo, vistiendo de blanco, y llenándose de amuletos de diversos colores. Unas prácticas que, algunos decían haber pagado a precio de oro. Junto a Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, la Patrona de Cuba, otras divinidades se hacían espacio.

Contra todo pronóstico, y a pesar de mi oposición, mi amiga Begoña me convenció para visitar Cuba, el verano de 2008. Frente a mi propuesta de Nueva Orleans para disfrutar del Jazz, triunfó su alternativa: “Gloria, el comunismo no durará. Es la oportunidad de ver una sociedad distinta en vivo y en directo.” Fidel Castro había fallecido. Le sucedía su hermano Raúl y se comentaba que el fin del régimen estaba próximo. Desde San José, llegue a la Habana. Begoña había reservado en el Vedado. Me dijo que era buena zona. Cierto. Entre las visitas, El Memorial Granma, con el yate Granma, un símbolo para el inicio de la revolución. Compré el libro “La Historia Me Absolverá”. Me pareció un brillante alegato de autodefensa de un abogado que olvidó sus principios y se convirtió en dictador. Entre el recorrido, Cienfuegos, Trinidad, y Santiago de Cuba. Siempre encontrábamos personas muy sociales y una música estupenda. ¡El son no tiene paragón! Y porque el talento nada tiene que ver con la ideología, Candido Fabré, la voz quebrada de Oriente, me prendió. En otra sintonía y voltaje, “El Animal” y “Ella tiene el pelo largo” de Gente de Zona, me descubrieron un ritmo al que me aficioné.

Entre los recuerdos de los viajes a Cuba, el canto de los gallos, el sonido del afilador por las mañanas, canciones españolas, las telenovelas, y una sociedad donde la política era tabú, porque todas las dictaduras son represoras, me retrotraían a mi infancia y ataban el ayer y el hoy configurando un mundo nostálgico que no tenía posible continuidad, pero que todavía estaba vivo. Anteriormente a la revolución de 1959, en Cuba había prosperidad y la Habana florecía. Imagino que esa imagen será la que tengan en la retina los miembros de la Brigada 2506. Este año 2024, he vuelto al homenaje que celebran, acompañándolos en el ritual de lectura del nombre de los caídos, donde después de cada llamamiento, los asistentes responden: “Presente”. Todos los apellidos me parecieron españoles. Después se celebró una misa católica y como cierre, una merienda en la que los presentes pudieron compartir en buena armonía.

Estas letras son una pincelada personal y un brindis por la libertad de Cuba, y por todos los que luchan en favor de la libertad.


Este articulo fue publicado el 3 Junio 03Europe/Madrid 2024 a las 6:49 am y esta archivado en Cultura. Puedes suscribirte a los comentarios en el RSS 2.0 feed. Puedes escribir un comentario, o hacer trackback desde tu propia web.

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