Por Redacción | Junio 19, 2025 - 6:21 am - Publicado en Es Noticia, Salud

Redacción. Aunque el calendario aún no marca el inicio oficial del verano, España ya ha experimentado su primera ola de calor. Mayo de 2025 ha batido récords como el más cálido desde que existen registros, según datos de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). Esta realidad climática no solo redefine nuestras rutinas diarias, sino que obliga a replantearnos el cuidado de la piel ante un verano que se adelanta, se alarga y llega con temperaturas cada vez más extremas.

El aumento sostenido de las temperaturas y la exposición intensa al sol provocan lo que los expertos denominan “estrés térmico”, un fenómeno que afecta de forma directa a la piel, el órgano más grande y expuesto del cuerpo humano.

Este estrés provoca una pérdida acelerada de agua y lípidos esenciales, altera el equilibrio del microbioma cutáneo (el conjunto de microorganismos que protegen nuestra piel) y favorece la producción de compuestos inflamatorios como la interleucina-1β o la prostaglandina E2. Como consecuencia, pueden aparecer síntomas como picor, irritación e incluso brotes de enfermedades como dermatitis atópica o rosácea.

Además, la exposición continua al calor y a los rayos solares incrementa la generación de radicales libres que dañan el colágeno, acelerando el envejecimiento prematuro.

Claves para proteger la piel

La situación actual exige adaptar nuestros hábitos de cuidado, combinando una protección eficaz con rutinas sostenibles en el tiempo. Estas son algunas recomendaciones clave:

  • Apostar por productos que fortalezcan la piel frente al estrés ambiental. El calor y la contaminación urbana son una combinación peligrosa para la piel. Ingredientes como la niacinamida, el ácido hialurónico y la vitamina C se convierten en aliados fundamentales: reducen la inflamación, hidratan profundamente y neutralizan el daño oxidativo causado por los radicales libres.
  • Elegir una limpieza suave que preserve el microbioma. El sudor, la polución y el calor pueden alterar el equilibrio microbiano de la piel. Usar limpiadores con pH neutro y fórmulas suaves ayuda a mantener la protección natural de la piel sin causar irritaciones, especialmente en personas con piel sensible o con afecciones dermatológicas.
  • Adaptar la dieta al calor extremo. Lo que comemos también influye en la salud cutánea. Expertos de Cigna Healthcare recomiendan alimentos con propiedades antiinflamatorias e hidratantes, como el té verde frío, el aloe vera o las semillas de chía hidratadas. Asimismo, conviene reducir el consumo de ultraprocesados, sal y azúcares, que pueden favorecer procesos inflamatorios.
  • Incluir micronutrientes que refuercen la piel desde el interior. El magnesio, el zinc y el selenio, presentes en frutos secos, legumbres, cereales y semillas, ayudan a la piel a regenerarse y a defenderse del daño ambiental. Su aporte regular fortalece la barrera cutánea y mejora la capacidad de adaptación frente a los cambios bruscos de temperatura.
  • Prestar atención al entorno urbano. Quienes viven en ciudades expuestas a altos niveles de polución deben extremar el cuidado de su piel. Las partículas contaminantes se adhieren a la superficie cutánea y, junto con el calor, aceleran el envejecimiento. Usar antioxidantes tópicos y realizar limpiezas específicas que eliminen estas partículas es fundamental para mantener una piel sana.

Las altas temperaturas ya no son una excepción puntual, sino parte de una nueva normalidad climática. Ignorar sus efectos sobre la piel no es una opción. Cuidarla a diario, con conciencia y constancia, es una medida necesaria para proteger la salud en este nuevo escenario.


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