Redacción. Aunque en esta revista no solemos hacernos eco de sucesos, hay noticias que merecen contarse. Porque nos recuerdan que aún hay quienes velan por nosotros cuando nadie más puede hacerlo. Esta es una de esas historias.
La madrugada del miércoles, mientras Aranda dormía, el silencio de la calle del Hospicio se rompía con las sirenas. A las 00:39 horas, varias llamadas al 1-1-2 alertaban de un incendio en una vivienda del número 33. La dotación habitual de los bomberos se encontraba atendiendo otra emergencia en Gumiel del Izán. Pero la historia no iba a quedar en espera.
Gracias a la existencia del servicio de retén -un recurso que volvió a ponerse en marcha hace apenas un año tras varios sin estar operativo-, se activó una segunda dotación. Rápidos, coordinados y decididos, los bomberos del retén llegaron hasta el edificio y accedieron forzando la puerta. Dentro, encontraron al único ocupante de la vivienda: un hombre de 95 años, atrapado en el suelo del baño, sin posibilidad de salir por sí mismo.
Lo rescataron con vida. Le prestaron los primeros auxilios y lo entregaron a los sanitarios, que lo trasladaron al hospital tras atenderlo por una intoxicación leve por humo. El fuego, cuyo origen se encontraba en el salón, fue extinguido más tarde con el refuerzo del resto de efectivos y del jefe del servicio.
Afortunadamente, el incendio no se propagó a otras viviendas. Los inquilinos fueron acompañados por los bomberos en la revisión del edificio, y no se detectaron riesgos en el aire.
Más allá de los datos, esta intervención recuerda la importancia de tener un sistema de emergencias bien coordinado. Y sobre todo, demuestra que cuando hay voluntad, profesionalidad y humanidad, las tragedias pueden convertirse en historias con final feliz.
Este articulo fue publicado el 11 Julio 11UTC 2025 a las 7:42 am y esta archivado en Es Noticia, Gente nuestra. Puedes suscribirte a los comentarios en el RSS 2.0 feed. Puedes escribir un comentario, o hacer trackback desde tu propia web.