Gloria Soto. La importancia de la Arqueología y la Historia para aprender del pasado y entender el presente es un hecho incontestable. Sin embargo, en España en las últimas décadas se intenta borrar nuestra memoria pintándola de un color distinto, olvidando que las mejores intenciones (caso de haberlas) conducen al infierno, y que cambiar el nombre de las calles, y fomentar las singularidades son germen de fracaso en una sociedad. Esos parámetros no guiaron a la Monarquía española en su expansión por el Nuevo Mundo. Por el contrario, la asimilación fue uno de los pilares en su establecimiento, como he podido comprobar en mis viajes por Luisiana, Texas, y Florida. En mi reciente visita a Pensacola, primer asentamiento en los Estados Unidos, antes de San Agustín, y Jamestown, nuestra herencia se muestra con orgullo.
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La presencia española en Florida remonta a Ponce de León, Pánfilo de Narváez, Hernando de Soto, y a su capitán Francisco Maldonado, entre otros. Este último llegó a Pensacola en busca de provisiones para abastecer los barcos en la Habana, a la sazón territorio español. Posteriormente, en 1559, la monarquía encomendó a Tristán de Luna y Arellano dirigir una expedición con 11 barcos y 1500 personas que partió de Veracruz para establecerse en Pensacola, adonde llegaron el 14 de agosto. Poco tiempo después, un fuerte huracán arrasó la zona destruyendo todos los barcos, a excepción de tres, y con ellos las mercancías que no se habían desembarcado, en espera de una construcción estable. Las dificultades surgidas lastraron el proyecto que finalizó en 1561. En memoria de los hechos, se alza la estatua de Tristán de Luna en el muelle Palafox. Cerca, una placa conmemorativa de la visita del Rey Don Juan Carlos y la Reina Doña Sofía con motivo del 450 Aniversario de la ciudad.
Un punto obligado es el Museo Histórico. Antes de subir sus escaleras, un panel recordando el origen español: “A Spanish Town” donde se destaca nuestro predominio dentro del resto de influencias europeas. Como dato curioso, la elaboración de un censo en 1820 cuyo original se ha perdido, aunque, hay dos copias del mismo, una en Sevilla, y otra en la Habana. En el interior, ilustraciones, carteles, fotografías y videos dan cuenta de un lugar en el que ondearon cinco banderas: la española, la francesa, la británica, la confederada y la americana, que conformaron su idiosincrasia. A esta realidad, se añade la previa presencia de las tribus que vivían generalmente cerca de la costa y se dedicaban a la caza y a la siembra.
La llegada de españoles, ingleses y franceses, entre otros, marcó el inició del periodo colonial y la confluencia entre el Viejo y el Nuevo Mundo. Un apasionante período en el que las luchas y alternancia de alianzas entre todos los actores será la constante. Durante el gobierno español se construyeron el Presidio de Santa María de Galve, el Presidio de Santa Rosa y el Presidio San Miguel. El primero fue quemado por los franceses, el segundo destruido por un huracán, y el tercero demolido por los ingleses.
Con especial significado, por su importancia en el triunfo de su triunfo de la Revolución Americana, se destaca la Batalla de Pensacola en 1781 por su importancia en el triunfo de la Revolución Americana. Para Bernardo de Gálvez supuso el mayor éxito en su ya brillante carrera profesional, y la recuperación del territorio para España. En reconocimiento, el Rey Carlos III nombró a Bernardo Gálvez, Teniente General y renombró la Bahía de Pensacola como Santa María de Gálvez de Pensacola. Completan el recordatorio, su retrato, una foto del hermanamiento de Pensacola con Macharaviaya (Málaga), municipio del que era oriundo, y una copia de la Resolución del Congreso de los Estados Unidos, de 2014, otorgándole la ciudadanía honoraria a título póstumo por su papel integral para ganar y asegurar la independencia de los Estados Unidos. En 1821, mediante, el Tratado Adams-Onís, España vendió Florida a los Estados Unidos.
Es recomendable seguir el tour por los Museos de Comercio, e Industria, y la zona colonial. Allí, una guía ataviada a la época proporciona una detallada explicación mientras se muestran los edificios que todavía se conservan. Tuve la oportunidad de ampliar la información, conversando con miembros del programa, especialmente, con el Supervisor, Phillip Mayhair, de la Organización Pensacola Histórica, en colaboración con la Universidad del Oeste de la Florida, que, además, me remitió un interesante material didáctico para documentarme. En la plática se evidenció que durante el gobierno de España la sociedad era más libre, y estaba más integrada, siendo esa la razón por la que muchos se desplazaban de la Luisiana francesa a la Florida española.
En la calle Palafox, paseando con mi hijo por el mercado, nos encontramos con la Basilica of St. Michael the Archangel, cuyos antecedentes remontan a Tristán de Luna. En su tripulación viajaban cinco frailes dominicanos que celebraron la primera misa que tuvo lugar en los Estados Unidos. Fue el 15 de agosto de 1559, día de la Asunción de la Virgen.
Dentro del recinto un responsable nos indicó que, al día siguiente, domingo, se haría una Misa para celebrar la Asunción de la Virgen María que sería cantada. Asistir a la ceremonia fue muy emotivo y un vivo ejemplo de que la admirable labor de las Misiones seguía dando su fruto. La Iglesia estaba llena. Al mirar a unas chicas con velo, no pude por menos que recordar mis años de infancia, y el velo azul claro, o negro que llevaba para la misa de los domingos. Muchas cosas habían cambiado desde entonces, y de una imposición religiosa, se pasó a un excesivo laicismo que olvida nuestras raíces. El templo se construyó en 1781, oficiando la ceremonia Fray Cyril de Barcelona, Capellán de Bernardo de Gálvez. Debido a incendios y huracanes varios se destruyo y tuvo que reconstruirse hasta cinco veces. El actual recinto es de 1886. Por su importancia histórica y espiritual para la propagación de la fe católica, el Papa Benedicto XVI lo declaró Basílica en el año 2011.
El Cementerio de San Miguel, uno de los más antiguos en Florida, merece una mención. En sus límites descansan algunos de los protagonistas de la etapa fundacional. Su apertura no está claramente establecida; aunque, según información del Cementerio, sus memorias alcanzan a 1807, cuando el rey español destinó el lugar para enterramientos católicos. No obstante, se dio sepultura a todos sin importar su credo.
Cuando llegué a la entrada principal, bajo un sol de justicia, me detuve para leer la información sobre el recinto. En la misma, un recuerdo a Gálvez por recuperar Pensacola, y la indicación de que algunos de los caídos en la Batalla están enterrados en las inmediaciones, según mapas históricos. Asimismo, se refiere que la tumba gravada más antigua pertenece a José Roig, un comerciante español, Native of de Paratrugal in Catalonia, Spain, que falleció el 18 de julio de 1812. Buscando antecedentes españoles, me paré en muchas tumbas. Algunas eran difíciles de leer. Otras, no tenían texto. Finalmente, topé con la placa y lápida en memoria de Don Manuel González, Santander, 1767-1838, miembro de la Armada en Nueva Orleans, después ganadero en Pensacola, Responsable de Justicia y Paz y Cuarto Maestro General de la Milicia de Florida, y sentí confort al encontrar un compatriota. Al salir del cementerio, considerado un Museo al aire libre y registrado como Plaza Histórica, una sensación de paz me embargaba.
Durante mi conducción por la ciudad, es muy difícil moverse sin vehículo por su extensión, fijé mi atención en el nombre de las calles, Barrancas, Romana, Tarragona, Intendencia, Zaragoza, Palafox, González, Hernández, De Soto, Barcelona, Reus, Moreno, Baylen, Cervantes, Góngora, la Plaza Fernando VII. Ahí estaban nuestras denominaciones, reflejando nuestra presencia ¡Tan lejos y tan cerca de España! En mis recorridos por tierras americanas, he valorado que se mantengan las huellas del camino, y se recuerde que nuestros navegantes pusieron la primera piedra y después su sangre como contribución a la creación de la primera Nación del mundo libre.
Este articulo fue publicado el 1 Septiembre 01Europe/Madrid 2023 a las 7:15 am y esta archivado en Cultura. Puedes suscribirte a los comentarios en el RSS 2.0 feed. Puedes escribir un comentario, o hacer trackback desde tu propia web.
Tus crónicas sirven para recuperar en nuestra memoria parte de ese gran pasado de presencia, expansión y, como bien señalas, asimilación cultural, premisas impresidibles para el fuerte desarrollo económico y social en el Nuevo Mundo. Imprescindible para entender el presente de los EE.UU. El pasado nos permite entender el presente.
Un fuerte abrazo.