Por Redacción | Septiembre 5, 2025 - 13:40 pm - Publicado en Es Noticia

Redacción. En la Ribera del Duero Burgalesa, tierra de cordero, morcilla y vinos reconocidos en todo el mundo, hay un reto pendiente: encontrar un postre que represente a toda la comarca. Con esta idea nace “Un postre Di-Vino”, un concurso impulsado por ADRI Ribera del Duero Burgalesa y financiado por SODEBUR, que pretende dar con una receta única capaz de convertirse en seña de identidad gastronómica.

La iniciativa, dirigida a empresas agroalimentarias, obradores y hosteleros de la Ribera del Duero Burgalesa, busca una creación original que tenga como ingrediente imprescindible uvas, pasas o cualquier derivado del viñedo -desde vinos o licores hasta mermeladas-. El objetivo no es solo encontrar el dulce más sabroso y atractivo, sino también uno que sea fácil de reproducir y comercializar en los establecimientos de la zona.

Cómo participar

El plazo de inscripción estará abierto del 1 al 30 de septiembre de 2025 a través del formulario online habilitado por la organización. Los participantes deberán presentar su receta completa, una fotografía del postre y el listado de alérgenos. Cada concursante puede enviar tantas propuestas como desee, aunque solo una de ellas pasará a la fase final.

Los finalistas, que se conocerán en octubre, deberán elaborar 225 unidades de su creación para la cata popular que tendrá lugar el domingo 9 de noviembre en el claustro del Monasterio de La Vid. Allí, 200 catadores invitados -entre los que habrá representantes institucionales y vecinos- probarán todas las elaboraciones y decidirán cuál será el postre oficial de la Ribera del Duero Burgalesa 2025.

Premios y reconocimiento

Todos los finalistas recibirán un premio económico para cubrir parte de los gastos de producción, y el ganador obtendrá 350 euros, un trofeo personalizado y la distinción de haber creado el dulce típico de la Ribera. Además, contará con difusión en medios de comunicación y el respaldo de ADRI para impulsar su comercialización en toda la comarca.

La receta ganadora será de libre uso, de modo que cualquier establecimiento podrá elaborarla y ofrecerla a sus clientes. Como compromiso adicional, el creador del postre deberá producirlo durante al menos un año para garantizar su presencia en el mercado.

La organización valorará no solo el sabor y la presentación, sino también la originalidad, el uso de productos tradicionales y la viabilidad comercial del postre. El jurado popular se asegurará de que todos los asistentes prueben cada propuesta antes de emitir su voto, garantizando así un resultado justo.

Con esta iniciativa, la Ribera del Duero Burgalesa no solo busca un nuevo icono gastronómico, sino que lanza un reto a sus reposteros: convertir la riqueza vitivinícola en un bocado inolvidable.


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