Pedro Félix García. No hace mucho que aquí hubo un avión sin aeropuerto. Ahora ya no hay avión. Y sigue sin haber aeropuerto.
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Ubicada a pocos kilómetros al este de Aranda de Duero, paso obligado a todo el que se dirija hacia las ruinas romanas de Clunia, Coruña del Conde es una localidad burgalesa, con poco más de un centenar de habitantes que, hasta hace pocos años, sorprendía al viajero por la presencia de un avión de verdad reposando en la cima de un cerro sobre el que aún permanecen los restos de un antiguo castillo medieval en muy mal estado de conservación. Ante la imposibilidad de obtener fondos públicos para restaurar y conservar ese castillo, el Ayuntamiento puso en 2001 en venta sus ruinas por el simbólico precio de un euro; a condición -eso sí- de que el comprador se comprometiese a llevar a cabo tal restauración y subsiguiente conservación.
El avión que durante un par de décadas fue exhibido en la falda de las ruinas de este castillo, fue cedido por el Ejército español del Aire al municipio de Coruña del Conde en 1993, con motivo de la conmemoración entonces del bicentenario del primer vuelo realizado por un hombre, precisamente desde este lugar; hazaña que realizó el 15 de mayo de 1793, Diego Marín Aguilera, pastor e indiscutible pionero de la aviación.
Observador de la naturaleza, estudió el vuelo majestuoso de las aves, especialmente los movimientos de las alas y de la cola. Con ayuda del herrero, construyó el armazón y articulaciones de un ‘pájaro’ de forja, que fue recubriendo con plumas de águilas y buitres. Tras seis años de trabajo, inició el vuelo a bordo de su ‘aparato’, elevándose hasta seis varas castellanas sobre el suelo, pero sólo consiguió alejarse realmente 431 varas del punto de partida, pues la rotura de un pernio hizo que tanto él como su artilugio se precipitasen repentinamente al suelo. Sobrevivió al accidente, aunque ya no volvió a intentar repetir su hazaña, convirtiéndose además en objeto de burla de sus convecinos.
En lugar destacado del centro del casco urbano de Coruña del Conde, se conserva un pequeño remedo de lo que pudo ser o parecerse al invento que ideó Diego Marín Aguilera, monumento erigido por iniciativa de la Cofradía ‘Nª Sª de Loreto’, la cual está integrada principalmente por personas naturales de la Ribera del Duero que, en su día, ‘hicieron la mili’ en nuestro Ejército del Aire.
El avión, un Lockheed T-33, caza militar de fabricación americana, fue retirado de su emplazamiento en Coruña del Conde hace alrededor de diez años por el propio Ejército del Aire, con intención de restaurarlo a fondo, así como también con la de reforzar el sistema de anclaje que lo sustentaba, pero problemas de índole burocrático-administrativo parece que han dado al traste con su regreso a este lugar. El Consistorio local no cuenta con dotación económica suficiente para hacerse responsable de cuestiones derivadas de la responsabilidad civil si sucediese algún posible percance en el futuro, por lo que puede considerarse definitiva la rescisión del convenio de cesión de aquel aparato a este municipio.
No obstante, aún sin su emblemático avión, Coruña del Conde, posee otros atractivos que le hacen digna de que hagamos un alto en el camino para visitar este lugar.
Especial mención merece la ermita románica del Santo Cristo, que data del siglo XI. Los canecillos que sujetan el alero del tejado están esculpidos de manera sencilla, mientras que el dintel de la puerta de acceso se halla muy bellamente decorado. Recomendamos al viajero que se fije detenidamente en los numerosos sillares de origen romano insertados de modo aleatorio en sus muros, sin duda traídos hasta aquí desde la cercana ciudad romana de Clunia, sita junto a la vecina localidad de Peñalba de Castro. Es prueba clara de que, ya desde tiempos bien remotos, las ruinas romanas de Clunia sirvieron como cantera que suministró materiales de construcción tanto a éste como a otros lugares de la comarca; y probablemente también de fuera de la comarca.
Asimismo merecen ser visitados los dos puentes romanos sobre el río Arandilla, el rollo jurisdiccional y la Iglesia de San Martín, en cuyo interior se guarda un planeador de tela y madera que poco -más bien nada- tiene que ver con el ‘aparato’ original de Diego Marín Aguilera; este engendro moderno fue utilizado en 1995 por el equipo de ‘Al filo de lo imposible’, de TVE, pretendiendo vanamente emular aquella tan meritoria hazaña del insigne pastor de Coruña del Conde.
Este articulo fue publicado el 3 Diciembre 03Europe/Madrid 2018 a las 12:22 am y esta archivado en Cultura. Puedes suscribirte a los comentarios en el RSS 2.0 feed. Puedes escribir un comentario, o hacer trackback desde tu propia web.