Por Redacción | Abril 11, 2012 - 9:27 am - Publicado en Viña y fogón

El Titanic, todo un mito... también a nivel Gastronómico.

El Titanic, todo un mito... también a nivel Gastronómico.

Javier Marqués. El Titanic fué todo un ejercicio de ostentación en el que se pretendieron condensar los mayores avances y lujos de la Europa decimonónica. Entre tales exquisiteces podemos encontrar una que nos es muy familiar: el Lechazo Asado, que una vez más, formó parte de uno de los menús más exclusivos de la Historia.

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El próximo 14 de abril se cumplen 100 años de una de las tragedias navales más célebres y rememoradas: el hundimiento del Titanic. Mucho se ha escrito, e incluso fabulado, sobre tan terrible suceso pero pocas veces se ha vertido luz sobre uno de sus mayores tesoros: su cocina.

El encargado de dar un merecido contrapunto culinario a todo éste ejercicio de estilo fué Auguste Escoffier, el padre de la actual Gastronomía y, probablemente, el mejor Chef de la historia. Escoffier diseñó un menú en el que primaban géneros de gran calidad… que no exclusividad, ya que el afamado Chef francés quiso enfatizar la técnica y la elaboración, por encima de todo. Es así como entre las materias primas elegidas encontramos el Cordero Lechal.

Todo un lujo…. culinario.

Los Jefes de Cocina del tan insigne Titanic, Pîerre Rousseau, y Charles Proctor, fueron los encargados de ejecutar los diseños gastronómicos de Escoffier, convirtiendo a nuestro Lechazo en uno de los elementos más redundantes en la carta.

De hecho, y como puede apreciarse en uno de los pocos menús impresos de cuantos se dispensaron (y por cierto, editaron) en el malogrado navío, la fatídica noche en la que tuvo lugar el hundimiento, tanto en primera (ver imagen a la derecha) como en segunda clase se sirvió una pieza de cordero asado con salsa de menta que, no dudamos, hizo las delicias de tan exclusivos comensales.

Junto a éste decano de la gastronomía castellana (ó más bien su correspondiente reinterpretación gala), se sirvieron elaboraciones tan suculentas como Canapés Almirante (con langostino y mantequilla), Crema Olga  (elaborada con oporto y vieiras frescas), Filet Mignon Lili (filete con foie, patatas, alcachofa y trufa), la insigne Crema Parmentier (una de las estrellas del recetario de Escoffier), patés artesanales, espárragos a la vinagreta, helado tradicional francés ó los célebres pastelitos “éclairs” de chocolate y vainilla.

Un menú “largo y quizás no tan estrecho”… de 10 platos elaborado con milimétrica precisión aquel trágico 14 de abril de 1.912, para nada menos que 1.517 selectos comensales,  que aunque no ha tenido merecida cabida en las numerosas recreaciones y leyendas del Titanic, sí nos sirve para constatar una vez más, que el lechazo es, desde tiempos inmemoriales, piedra angular de la más distinguida Gastronomía.


Este articulo fue publicado el 11 Abril 11Europe/Madrid 2012 a las 9:27 am y esta archivado en Viña y fogón. Puedes suscribirte a los comentarios en el RSS 2.0 feed. Puedes escribir un comentario, o hacer trackback desde tu propia web.

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