Por Redacción | Junio 2, 2022 - 0:02 am - Publicado en Salud

Redacción. Las gafas de sol son mucho más que un apreciado complemento de moda, ya que se trata de un producto sanitario fundamental para proteger nuestra salud visual.

Mucho más en estas fechas casi veraniegas en las que los rayos solares inciden más perpendicularmente sobre la tierra, y, por tanto, las radiaciones pueden causar mayores perjuicios. Pero no todo vale…

Elegir gafas de sol

Elegir gafas de sol

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Las gafas de sol deben estar homologadas, con filtros especiales para evitar que las radiaciones dañinas, como el infrarrojo y el ultravioleta, lleguen al ojo, y ajustadas a las necesidades y condiciones de cada individuo, para lo que es fundamental el asesoramiento de un profesional sanitario óptico-optometrista.

Existe una gafa de sol adecuada para cada actividad. Por eso, el lugar idóneo para adquirir una protección solar son los establecimientos sanitarios de óptica, donde el óptico-optometrista te puede asesorar sobre la mejor opción”, asegura la vicedecana del Colegio de Ópticos-Optometristas de Castilla y León (COOCYL), Ana Belén Cisneros.

Por poner algunos ejemplos, la experta indica que no es lo mismo adquirir unas gafas de sol para conducir -”en este caso las recomendamos polarizadas y con categoría solar como máximo de 3″- que para realizar deporte -”cuando se aconseja un color de filtro verde o gris, dependiendo de lo que queramos potenciar”- o para ir a la alta montaña o a la nieve, en cuyo caso la categoría solar debe ser 4, y no son recomendables para conducir, porque son demasiado oscuras”.

“La categoría solar y el filtro que aconsejamos en cada caso es diferente”, añade Cisneros, pero siempre teniendo en cuenta que son necesarias para protegernos de los evidentes peligros del sol.

Los riesgos del sol en nuestros ojos

Los ojos son 20 veces más sensibles que la piel a la influencia de los rayos solares, y la exposición prolongada a la radiación ultravioleta puede provocar una pérdida temporal de la visión. Además, sus efectos dañinos son acumulativos y sus riesgos continúan aumentando con el paso del tiempo.

Con unas gafas de sol homologadas, nos aseguramos la protección de la radiación UV del sol, que puede causar fotoqueratitis (quemaduras de la córnea muy dolorosas) y cataratas; así como crecimientos celulares, en su mayoría benignos, en la superficie ocular, como pterigión, que es una membrana vascularizada que invade la córnea y progresa hacia la pupila, o pingüécula, una lesión de color amarillento cerca del limbo corneal. Sombreros y gorras pueden bloquear aproximadamente el 50 por ciento de la radiación UV de los ojos, pero, según los especialistas, no aseguran una protección suficiente, sobre todo en la playa, en la alta montaña o en el mar abierto.

La exposición a largo plazo a la luz azul y violeta del espectro solar es también un importante factor de riesgo de la degeneración macular, especialmente en personas que son “más sensibles al sol”.

Las gafas de sol, además, nos procuran una visión cómoda, ya que evitan que el brillo del sol y su resplandor, sobre todo en determinadas superficies, interfiera en la capacidad de ver con claridad y provoque que se entrecierren los ojos.

Facilitan igualmente la adaptación a la oscuridad. Pasar dos o tres horas a pleno sol puede obstaculizar la capacidad de adaptarnos rápidamente a los niveles de luz durante el anochecer o en interiores. Esto puede provocar que la conducción de vehículos por la noche, después de pasar un día al sol sin gafas protectoras, se convierta en una actividad peligrosa.

Por último, usar gafas de sol con asiduidad disminuye el riesgo de cáncer de piel, al igual que ocurre con las cremas solares. Los tumores de los párpados y de la piel alrededor de los ojos son cada vez más comunes.

Especial protección en los niños

En el caso de los niños, la necesidad de utilizar gafas de sol homologadas es aún mayor, ya que el ojo de los más pequeños resulta más vulnerable que el del adulto. Antes del primer año de vida, el cristalino, que ejerce de filtro, deja pasar a la retina el 90% de la radiación UVA y el 50% de la UVB; además, la pupila permanece más dilatada que la de los adultos, y la pigmentación del ojo, que actúa como barrera protectora, se va oscureciendo con el paso del tiempo.

La consecuencia es que, según los expertos, casi el 50 por ciento de la radiación ultravioleta a la que nos vemos expuestos a lo largo de la vida se produce antes de cumplir los 18 años. Y eso conlleva daños a corto plazo (queratitis o quemaduras solares, fotofobia y enrojecimiento de los ojos), pero también, y lo que es más preocupante, el daño a largo plazo puede ser más grave, en forma de alteraciones corneales, lesiones degenerativas y quemaduras agudas en la retina, que afectan a la visión de forma permanente.

Por todo ello, desde COOCYL se insiste en que todas las personas deben utilizar habitualmente gafas de sol al aire libre si están trabajando, conduciendo, haciendo deporte, caminando o realizando cualquier otra actividad bajo el sol, porque “la radiación solar afecta a nuestros ojos y a nuestra piel incluso en días nublados”.

¿Qué gafas de sol debemos elegir?

Solo las gafas de sol adquiridas en establecimientos sanitarios, bajo el consejo y prescripción de un óptico-optometrista, podrán garantizar la calidad de los filtros y la salud visual del usuario durante su utilización. Si no es así, incluso puede ser mejor no llevar ninguna protección.

“Siempre es peor llevar unas gafas de sol de mala calidad que no llevar nada, porque al ponernos un filtro oscuro la pupila se dilata. Si estamos con la pupila más dilatada y las gafas de sol no filtran el 100% de radiación ultravioleta, una gran parte de esta radiación pasará al interior de los ojos, pudiendo causar lesiones”, explica en este sentido la vicedecana.

Entonces, ¿qué aspectos hay que tener en cuenta para acertar con nuestras gafas de sol?

Situaciones de uso. Debemos saber en qué momentos vamos a necesitar una protección adecuada de nuestra salud visual, por encima de modas y corrientes estéticas.
Filtro de protección. Es preciso conocer qué tipo de filtros llevan nuestras gafas de sol, según nuestras actividades. El filtro solar debe protegernos completamente de la radiación ultravioleta (UV), independientemente del color del cristal, y adaptarse al uso que vayamos a hacer de las gafas: deportes náuticos, paseo, senderismo de montaña… Existen cinco tipos diferentes de filtros clasificados según la norma ISO 8980-3 -del 0 al 4-, en función de la menor o mayor capacidad de absorción lumínica que posean, estando encuadradas la mayoría en las categorías 2 o 3:

  1. Categoría 0. Son gafas con lentes muy claras, capaces de absorber del 0% a 19% de luz. Suelen utilizarse sobre todo en interiores, de noche, y en exteriores cuando existen cielos cubiertos. Son aptas para la conducción en cualquier circunstancia.
  2. Categoría 1. Este tipo de filtro es capaz de absorber entre un 20% y un 56% de luz gracias a sus lentes ligeramente coloreadas. Se utilizan sobre todo en condiciones de luminosidad leve (zonas urbanas). No son aptas para la conducción nocturna.
  3. Categoría 2. Las gafas correspondientes a este grupo se caracterizan por tener unas lentes medianamente coloreadas, capaces de absorber entre el 57% y el 81% de luz. Suelen usarse en condiciones de luz solar media. No son aptas para la conducción nocturna.
  4. Categoría 3. Gracias al tinte de sus lentes, su uso es óptimo cuando existan condiciones de luminosidad bastante alta (primavera, verano, playa, montaña y zonas al aire libre), ya que son capaces de bloquear entre un 82% y un 92% de luz. No son aptas para la conducción nocturna.
  5. Categoría 4. Este tipo de gafas están indicadas para ser utilizadas en zonas de alta montaña, para practicar esquí o actividades y deportes acuáticos, donde la incidencia del sol es extrema y también entra en juego la reflexión lumínica sobre las superficies (nieve o agua). Debido a que son capaces de absorber hasta el 98% de la luz, no son válidas para la conducción, ni siquiera de día.

  • Calidad de las lentes. Las lentes de baja calidad pueden dejar pasar la radiación solar a pesar de ser muy oscuras, pueden deformarse y causar aberraciones ópticas.
  • Calidad de las monturas. Es importante usar monturas que cubran los laterales del ojo, con el fin de no dejar pasar la radiación solar.
  • Intervenciones oculares. En personas intervenidas de cataratas, el uso de gafas de sol es absolutamente recomendado.


Este articulo fue publicado el 2 Junio 02Europe/Madrid 2022 a las 12:02 am y esta archivado en Salud. Puedes suscribirte a los comentarios en el RSS 2.0 feed. Puedes escribir un comentario, o hacer trackback desde tu propia web.

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