Por admin | Junio 14, 2009 - 15:10 pm - Publicado en Cultura

MejorableAceptableBuenoMuy BuenoExcelente (3 votos, media: 5 de 5)
Loading ... Loading ...

Die Fackel. Ya sólo el nombre asusta. Ese museo, en el que se conserva gran parte del mejor y mayor arte español de los últimos tiempos se merecía un nombre tan rimbombante como ése. Por eso, de cuando en cuando, es muy de agradecer la presencia y el recuerdo de autores tan peculiares, tan alejados de la vanidad y de las escuelas unívocas como era JM.

Esculpe, y lo hace sin pensar en la necesidad del volumen, sin dirimir si la escultura es espacial o temporal o arquitectura o ut pictura poiesis (es un decir, claro). En metal o en materiales menos nobles, su trabajo se basa casi siempre en una llamada al espectador para que piense, para que utilice lo que tiene, tantas veces olvidado y en este caso requerido. Pensar de una manera subversiva no es golpear algo como si nos fuera la vida en ello, sino desmantelar, deshojar, criticar, reflexionar acerca de lo que estamos viendo y experimentando. Y eso es lo que se nos demanda.

Balcones sin ventana, barandillas pegadas a la pared, apuntadores que se dirigen a una escena vacía, figuras idénticas que ríen sin saber por qué, ojos que se miran en el espejo, y los enanos, el guiño a Velázquez, la complicidad con lo distinto, con lo freak, esta vez sí, como monstruoso y llamativo, como extraño y atractivo. Los trenes que han descarrilado, dejando ver en su interior ciudades enteras, escaleras a lo Escher, que no llevan a ninguna parte, y que sin embargo se nos hacen tan deseadas.

Entre 1984 y 2001 se dedicó a plantear en tres dimensiones la pregunta que sobre el ser, el futuro, el destino, el qué sé yo que quedan balbuciendo, en definitiva, que llevamos formulándonos desde que el mundo es mundo. Aparentemente desde la mímesis, aparentemente imitativo, el arte de JM se ha trascendido, y, como las grandes obras, se funda en la simplicidad, en la pureza, en la sobriedad y la concisión. Se aplica la navaja hasta que reste solamente lo esencial, lo constitutivo de reflexión, de verdad.
Y, encima, es divertido. Todo aquel con el que me cruzaba iba sonriendo. El curioso efecto de sus obras es provocar una medio sonrisa irónica, de reconocimiento en esas figuras que caen (hay que ver-se en esas obras del jardín central) y dialogan en medio de un silencio que se antoja atronador. La risa, sin la que no podemos pasar ni un día, sin la que no deberíamos poder pasar ni tan sólo un instante.

Más. Apertura, curiosidad, sinceridad. Aplomo, diálogo, ensimismamiento. Compartir. Salir. Introducirse. Sentir. Hasta finales de Agosto.

Die Fackel


Este articulo fue publicado el 14 Junio 14Europe/Madrid 2009 a las 3:10 pm y esta archivado en Cultura. Puedes suscribirte a los comentarios en el RSS 2.0 feed. Puedes escribir un comentario, o hacer trackback desde tu propia web.

1 Comentario

  1. Julio 3, 2009 @ 1:53 pm


    Es una genial exposicion.
    Os animo a que paseis por la tienda ,donde encontrareis Tentetiesos diseñados para la exposicion de Juan Muñoz .
    Espero que os gute los tentetiesos creados por una arandina.

    Escrito por Veronica Perez Ortega

Escribe un comentario

Nota: Los comentarios de nuevos usuarios son revisados por el moderador antes de publicarse.