Por José Mateos Mariscal | Julio 8, 2020 - 8:08 am - Publicado en Es Noticia

José Mateos Mariscal

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José Mateos Mariscal. Los andenes estaban ya llenos de una gran masa de gente. Todos poseían la gris indiferencia, la tibia pobreza, la inmensa tristeza de los emigrantes.

Había grupos de familias enteras que se marchaban

Había grupos de familias enteras que se marchaban

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Había grupos de familias enteras que se marchaban. Y mujeres, niños y viejos, que acudían a despedir a los suyos. Caras pálidas, desnutridas, marcadas por el sueño y el temor, ojos enrojecidos, labios resecos de tanto besar en el último adiós. También los había que se hallaban solos, como yo, cargados con todo el peso de su soledad.

Los rostros cansados de los españoles que esperaban en fila india, con una etiqueta al cuello y cargados de maletas.

Alemania abría sus puertas a los llamados Gastarbeiter, los trabajadores invitados, la idea era que se quedaran en Alemania de forma temporal. Se pensaba que venían y que regresarían a su país cuando ya no se les necesitase. El hecho de que después se quedasen en Alemania no era ni la intención, ni el deseo, ni se esperaba Alemania sería hoy un país muy diferente de no haber recibido a cientos de miles de trabajadores extranjeros. Buena parte de ellos, después de trabajar durante años, regresaron a sus países de origen.

Muchos españoles se quedaron a pesar de la morriña, decidieron quedarse en un país que sienten como propio. Aquí se han convertido en abuelos.

Vuelve el drama de la emigración española

Más de 1,5 millones de españoles , notablemente cualificados, se han marchado desde el inicio de la crisis en busca de trabajo y una vida mejor Las diferencias con el “Vente a Alemania, Pepe” son abismales, pero algunos comparan el éxodo 50 años después.

Más que por estar en desempleo, hemos emigrado por la falta de perspectivas de estabilidad, ante la imposibilidad de encontrar un trabajo o para mejorar nuestra formación. Somos la generación perdida. No estamos fuera de España porque nos guste estar lejos, ni para fortalecernos, sino porque nos han echado.

Muchos sabemos que no vamos a volver. Somos la generación perdida a pesar de nuestro esfuerzo y el -todavía mayor- de nuestros padres. Tenemos que luchar contra las causas y quienes han provocado la crisis económica Española, que nos obliga a emigrar.

España no es un país para jóvenes

Nosotros los emigrantes nos vamos a buscar fuera un empleo y mejores oportunidades. Durante cuatro años en Alemania he trabajado en mil cosas: bares, discotecas, tiendas, canguro, fontanero, albañil… ¡Solo me ha faltado la prostitución!.

Somos los protagonistas de un drama que a veces enfrenta a líderes políticos, y que se vive día a día en otras tantas familias. Desahucio tras desahucio, precariedad, familias enteras en el umbral de la extrema pobreza con menores a cargo. El drama de los desahucios deja sin casa a miles de familias cada día en España y es uno de los motivos por el que emigra. Toca dejar atrás a tu mascota, distanciarse de familia y amigos, interrumpir los estudios.

Quedar desempleado, caminar kilómetros a la deriva, toparse con una frontera, no tener dónde ir… Es la situación de millones de personas en el mundo que se ven obligadas a migrar contra su voluntad.

Sin embargo, los españoles que emigramos lo hacemos con un prisma diferente. Somos emigrantes económicos. La necesidad de un trabajo y una vida digna que justifique nuestros años de preparación o, en su defecto, la predisposición a trabajar duro, no se cubre en España debido a un paro desmesurado.

Quizás esta sea la diferencia en el uso de los términos emigrantes y expatriados. Los segundos salen más por decisión propia.

Cuando los españoles llegamos al aeropuerto para emigrar, dejamos de ser españoles para los ojos de muchas instituciones y somos un problema menos. Emigrante e inmigrante suenan parecido, y se nos trata en muchos aspectos con el mismo desprecio, o se nos ignora.

Y al cabo de muchos años estaban de vuelta en su tierra de origen, y nunca habían olvidado nada. Ni al irse, ni al estar, ni al volver: Nunca habían olvidado nada. Y ahora tenían dos memorias y tenían dos patrias.
(Eduardo Galeano)


Este articulo fue publicado el 8 Julio 08Europe/Madrid 2020 a las 8:08 am y esta archivado en Es Noticia. Puedes suscribirte a los comentarios en el RSS 2.0 feed. Puedes escribir un comentario, o hacer trackback desde tu propia web.

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