Por Redacción | Febrero 28, 2017 - 8:35 am - Publicado en Cultura

Gumersindo Ontañón Ontañón. Es una suerte que cada año cantemos las marzas en Villanueva, una suerte que haya gente suficiente para mantener esta tradición, también es una suerte mantener vivo el recuerdo de nuestros antepasados, y por supuesto, es una suerte que podamos divulgar a través de muchos medios de comunicación y redes sociales, el contenido de estos versos que hacen un recorrido de las estaciones del año, costumbres de las gentes, fechas simbólicas del calendario animales y productos de nuestra tierra y sentimientos profundos de la gente castellana.

Las Marzas 2017 en Villanueva de Gumiel

Las Marzas 2017 en Villanueva de Gumiel

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Lo que acabo de escribir, no es en vano, es una forma de reivindicar y proteger nuestro escaso patrimonio folclórico. Lo tenemos que proteger y cuidar, nadie lo hará por nosotros. Muchos pueblos lo perdieron hace tiempo, incluso peor, perdieron a sus gentes. Honrar a los que nos precedieron, que como nosotros recorrieron calles y entonaron versos, merecen ser recordados.

No es menos interesante, que desde cualquier parte del mundo, cualquiera pueda conocer la letra de las marzas y lo que se ha escrito acerca de ellas, orgulloso me siento de divulgar las nuestras. Conocer lo que se hace y lo que se hacía a lo largo del año, conocer las costumbres de la gente, conocer los detalles del santoral,o entender el sentimiento de la gente de la Meseta Castellana.

Ahí va la segunda entrega de ¿quienes cantaban las marzas?, una vez más, mi referente será Antonio Montesinos, quien me ha ayudado a conocer mas de cerca semejanzas y diferencias de marzas de algunas provincias limítrofes.

Este año… que acabe el carnaval y empiecen las marzas.

¿Quienes cantaban las marzas?

Internamente la cuadrilla de marzantes se encontraba conformada por el presidente, mozo viejo, regidor, caporal o amo (mozo soltero de más edad), que tenía la máxima autoridad dentro del grupo; los quintos del año, un conjunto homogéneo de varios mozos de edades similares, de un mismo ámbito intracomunitario e igual estatus social;y aquél o aquellos jóvenes que ese año entraban a mozos y marceaban por vez primera, una vez cumplidos los quince o dieciséis años, una vez pagada la patente la cuota o los derechos: pago en metálico o en cántaras de vino, que daba al novicio el derecho a marcear y poder echarse novia, a partir de entonces.

El dao, la dádivas o limosnas que se entregaban en metálico, solían ser custodiadas por el tesorero, el cajero o el mozo viejo que hacía también las veces de bolsero, así denominado por la bolsa (”el cepo”)en la que metía el dinero (en algunas cuadrillas esta función la desempeñaba otro de los mozos mayores) y que, una vez finalizadas las marzas, rendía cuentas, ante el colectivo, de los dineros obtenidos, al igual que el cestero debía recontar en público los alimentos recaudados y llevarlos a la taberna o a la casa, donde se organizaba la comida. Algunas rondas de marzantes, según los lugares y el tiempo, empleaban instrumentos musicales (aunque la costumbre más generalizada ha sido cantar las marzas sin acompañamiento instrumental), tales como: panderetas, carracas, pitos y acordeón, en las marzas de Navidad, Año Nuevo y Reyes, berronas o berras, bígaros y campanos como sucedía en las marzas rutonas.


Este articulo fue publicado el 28 Febrero 28Europe/Madrid 2017 a las 8:35 am y esta archivado en Cultura. Puedes suscribirte a los comentarios en el RSS 2.0 feed. Puedes escribir un comentario, o hacer trackback desde tu propia web.

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