Por Carm3n | Marzo 1, 2024 - 7:53 am - Publicado en Cultura

Carm3n C. Aranda de Duero poseía un bonito puente de hierro forjado con detalles ornamentados que representaban la historia y la cultura local y que se extendía majestuosamente sobre las aguas del río Duero. Este puente, era más que una simple estructura; era un símbolo de conexión entre las tierras que flanqueaban el río y de los lazos que unían a las personas que habitaban en ambas orillas.

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Pero lo más extraordinario de este puente no era su antigüedad o su diseño, sino lo que ocurría en los raros días en que la niebla cubría la Villa. En esos momentos, cuando el sol comenzaba a despuntar en el horizonte y la ciudad se despertaba lentamente, una luna especial y mágica se elevaba en el cielo, desafiando todas las leyes naturales… parecía tejer un hechizo sobre el puente y su entorno.

Esta luna, era el secreto mejor guardado de Aranda. Solo aquellos que se aventuraban a madrugar lo suficiente para presenciar el amanecer desde el Puente, tenían el privilegio de contemplar esta maravilla.

Una mañana, Elena decidió levantarse temprano para disfrutar del amanecer. Con paso ligero y corazón lleno de expectación, cruzó las calles aún adormiladas de la ciudad hasta llegar al imponente puente de hierro. La niebla matutina envolvía el paisaje, creando un ambiente mágico y misterioso.

Al alcanzar el centro, se detuvo y alzó la mirada al cielo. Y allí, entre la neblina, vio la luna especial, brillando con una intensidad deslumbrante. Era como si el sol y la luna compartieran el mismo cielo, iluminando el mundo con su resplandor conjunto. Sintió un escalofrío recorrer su cuerpo mientras la contemplaba. Era como si todo en ese momento estuviera en perfecta armonía, como si el universo entero conspirara para regalarle un instante de pura magia y belleza.

Desde ese día,  se convirtió en una habitual del Puente al amanecer. Cada mañana, en los meses de invierno, se levantaba antes del alba para acercarse hasta allí y poder presenciar el espectáculo celestial y dejarse envolver por la esperanza y la ilusión que la luna especial le brindaba.

…y así, entre el hierro forjado del puente y el resplandor único de la luna matutina, Elena encontró un refugio para su alma, un lugar donde la magia y la belleza del mundo la llenaban de paz y serenidad. Y aunque el tiempo pasara y la vida trajera consigo sus desafíos, sabía que siempre habría un lugar especial en su corazón para la luna que brillaba las mañanas de niebla.


Este articulo fue publicado el 1 Marzo 01Europe/Madrid 2024 a las 7:53 am y esta archivado en Cultura. Puedes suscribirte a los comentarios en el RSS 2.0 feed. Puedes escribir un comentario, o hacer trackback desde tu propia web.

1 Comentario

  1. Marzo 5, 2024 @ 12:07 am


    Bonita leyenda. Sólo la niebla que envuelve al puente de hiero, puede dibujar un paisaje de ensueño donde el sol es la luna y la luna se parece al sol.

    Escrito por Antonio

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