Por Redacción | Abril 7, 2014 - 9:01 am - Publicado en Cultura

Redacción/Agencias. La celebración de la Semana Santa es uno de los acontecimientos litúrgicos más fuertes del año y, en la provincia de Burgos, se vive intensamente. En todas las localidades burgalesas se celebra esta festividad aunque, en algunas, destacan ciertas peculiaridades que las hacen destacables, como ocurre en Aranda de Duero y la Bajada del Ángel, o en Trespaderne y su Judas lleno de petardos, entre otras.

Una semana para recorrer la provincia de Burgos, conocer sus tradiciones, degustar su rica y variada gastronomía y, sobre todo, disfrutar de sus gentes.

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La provincia de Burgos es un destino para conocer y recorrer durante todo el año, ya que cuenta con un amplio patrimonio cultural, religioso, histórico, arquitectónico y natural. La llegada de la Semana Santa es la excusa perfecta para disfrutar en familia o con amigos de tierras burgalesas en un ambiente que combina lo festivo con el momento de reflexión en los misterios de la pasión y la muerte de Jesús. Y eso se ve reflejado en las numerosas procesiones que se celebran en todas las localidades de Burgos muchas de ellas con tradiciones muy peculiares que las han convertido en reclamos que atraen cada año a numerosos viajeros.

Así, por ejemplo, comenzando al Norte de la provincia destacan algunas localidades como Trespaderne donde, en la procesión nocturna del Encuentro del Sábado Santo, tiene lugar la quema de El Judas. Una acción llevada a cabo por los más jóvenes del pueblo, donde ellos mismos fabrican un muñeco a base de cartón, paja y petardos para posteriormente, y coincidiendo con el encuentro de las imágenes, prenderle fuego. Al día siguiente, tiene lugar la tradicional comida del ‘rosco’, una torta de elaboración casera de manteca y rellena de huevo, chorizo o nueces que se come en el campo, si el tiempo lo permite.

Un poco más abajo, en la zona de Bureba, se distingue la Semana Santa de Briviesca, donde, el Viernes Santo, más de 400 cofrades se dan cita para recibir a todos los pasos que desfilan. Algunas de las imágenes destacan por su relevancia dentro del arte sacro como es el caso del Ecce Homo o el Cristo de Sepulcro que data de 1767. En Villafranca Montes de Oca, esta semana grande da comienzo el Domingo de Ramos con la bendición de los ramos de pino adornados con dulces y caramelos portados por los niños, y termina el Domingo de Resurrección con el volteo de las campanas. Y en Oña, el Jueves Santo tiene lugar ‘la choricilla’, una merienda a base de chorizo de la tierra que se comparte con todos los viajeros que visitan esta villa.

Pero la celebración continúa hasta el Domingo de Resurrección.

Y al Este, en la Sierra de la Demanda, cabe resaltar la Semana Santa de Arauzo de Miel, donde tiene lugar, en Viernes Santo, la encarnación viva de la Pasión del Señor, una de las más emotivas y logradas de la provincia de Burgos.

Esta escenificación del Vía Crucis, cuidada hasta el más mínimo detalle, abarca desde la última cena al descendimiento. Y, el Domingo de Resurrección se rifa un cordero, un ramo hecho de frutos y rosquillas y, también, un roscón.

Sin irse más lejos, en Salas de los Infantes, los viajeros podrán degustar limonada casera y torrijas durante toda la semana, y el Domingo de Ramos se bendicen los ramos de enebro portados por niños y niñas vestidos de blanco y, en Viernes Santo, de negro. Como curiosidad, el Domingo de Resurrección, en la procesión del Encuentro, se subasta el privilegio de quitarle el velo a la Virgen. También destaca la Semana Santa de Tolbaños de Arribadonde, a pesar del reducido número de vecinos, los niños tienen un gran protagonismo durante los días en los que dura la Semana Santa ya que el Domingo de Ramos desfilan con sus ramos adornados para que los bendigan. El Jueves Santo los más pequeños llevan a misa cestos repletos de flores que repartirán entre los asistentes como símbolo de protección a las tormentas que surjan hasta finales de año.

Continuando por el Sur de la provincia burgalesa, en la Ribera del Duero, destacan algunas celebraciones de Semana Santa en varias localidades. Es el caso de Aranda de Dueroque, cada año, durante la celebracióndel Domingo de Resurrección reúne a cientos de viajeros que llegan hasta la villa, para ser partícipes de la afamada y popular Bajada del Ángel. Un acto que consiste en que, en el momento del encuentro de las imágenes, frente a la fachada de la iglesia de Santa María, un ángel -un niño de ocho años atado con un arnés a una cuerda dentro de una esfera que pende de un cable situado a unos 15 metros de altura- desciende de los cielos.

Y, sin salirse de la Ribera también destaca la Semana Santa de Sotillo de la Ribera, donde la muerte y el dramatismo desfilan por las avenidas durante esos días ya que, las calles se tiñen de penumbra cuando tienen lugar las procesiones escenificadas de Jueves y Viernes Santo. Un grupo de soldados romanos manchados de oro y sangre en sus ropajes, una cuadrilla de capuchinos con sus largos conos, una partida de nazarenos entonando estrofas de un romance de Lope de Vega, un conjunto de cofrades entona la salmodia mortuoria y litúrgica de un Miserere ruralizado y los himnos piadosos de las mujeres afligidas, invaden las avenidas del pueblo.

Continuando por el Oeste se llega a la zona de Arlanza, donde el viajero puede ser partícipe de la Semana Santa de Santo Domingo de Silos, los actos se celebran en el Monasterio y se invita a los vecinos a participar en ellos. Cuenta con varias peculiaridades como la de Jueves Santo cuando el abad lava los pies a un grupo de personas seleccionadas entre los asistentes; otra de ellas sucede en Viernes Santo se cantan las Lamentaciones de Jeremías reflejadas en un códice del siglo X, atesorado en el monasterio y, el sábado se ofrece un cordero vivo que será alimento de los monjes durante la comida de Pascua. En Covarrubias, el día más representativo es el Viernes Santo, momento en el que todo el pueblo sirve como escenario del Vía Crucis viviente, que finaliza a orillas del río Arlanza donde se encienden varias hogueras que iluminan la noche. Destacan también la Semana Santa de Lermay la de Mecerreyes.

Un poco más al Noroeste el viajero llega hasta la zona de Odra donde llama la atención la Semana Santa de Villadiego, donde se ha recuperado una tradición popular: la Fiesta del Judas. Un evento en el que se juzga a Judas y se le imputan todos los males y calamidades ocurridas en el pueblo durante el año, para ser quemado en una hoguera.

En definitiva, una semana para conocer la provincia de Burgos y empaparse de sus tradiciones, su cultura, su historia al mismo tiempo que se disfruta de su paisaje y gastronomía pero, sobre todo, de sus gentes.


Este articulo fue publicado el 7 Abril 07Europe/Madrid 2014 a las 9:01 am y esta archivado en Cultura. Puedes suscribirte a los comentarios en el RSS 2.0 feed. Puedes escribir un comentario, o hacer trackback desde tu propia web.

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