Antonio Adeliño Vélez. Si por casualidad el lector se entretiene en consultar las biografías de santa Teresa de Jesús, observará con sorpresa que no hay coincidencias en el día de la muerte de la santa, y que en un sitio aparece reseñado el día 15 de octubre de 1582 y en otro lugar el día 4 del mismo mes.

La Semana Santa se inicia el Domingo de Ramos
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No se sorprenda. No hay error en las fechas, lo que sucede es que la santa abulense murió la noche de transición en España del calendario juliano, establecido por el emperador romano Julio Cesar en el año 46 antes de Cristo, al calendario gregoriano decretado por el Papa Gregorio XIII en el año 1582 de nuestra era. Y esa noche hubo que retrasar diez días el calendario y volver al día 5 de octubre para corregir el desfase acumulado durante 1636 años, al dividir el año en 365 días y 6 horas en lugar de ajustarlo a los 365 días, 5 horas, 48 minutos y 45,16 segundos. Once minutos anuales de error a lo largo de los siglos, se convierten en muchos días.
Esta introducción es necesaria para acotar el tema que se va a tratar, porque la discordia en establecer una fecha fija para celebrar la Semana Santa, se halla en el empleo del obsoleto calendario juliano en la liturgia de las iglesias ortodoxas y su negativa a cambiar al gregoriano (ahora llamado universal), aunque el calendario civil de sus países, sí lo haya hecho. El desfase actual de catorce días entre ambos calendarios, propicia que la Navidad se celebre el día 25 de diciembre en el mundo católico y cristiano occidental, y el 6 de enero en la órbita ortodoxa por corresponder al 25 de diciembre del calendario juliano.
El asunto quedaría zanjado si conociéramos con exactitud el día que murió Jesucristo, pero no lo sabemos. Sí sabemos que fue crucificado un viernes, con luna llena, en la víspera de la Pascua judía que se celebra el día 15 del primer mes del calendario hebreo. Aunque este calendario es “luni-solar” y tampoco es exacto, con lo cual se producen ajustes que no ayudan a concretar una fecha histórica, no reseñada en los documentos. Y para complicar un poco más las cosas, debemos añadir que tampoco se acertó en el siglo VI al fijar el año cero de nuestra era y abandonar el cómputo anual de la era romana, pues se cometió un error de cinco o seis años al fijar el año del nacimiento de Cristo. Con lo cual, combinando todas las variables indicadas anteriormente y los datos conocidos, los expertos aseguran que Jesucristo murió a las tres de la tarde del día 7 de abril del año 30 de nuestra era, a la edad de 36 años. Aunque no dejan de ser conjeturas muy fundadas.

La Resurrección es el culmen del triduo pascual
Esto que se ha podido determinar con los medios y conocimientos actuales, no pudo concretarse en el primer concilio de Nicea, celebrado en el año 325 y entonces se decretó la conmemoración de la Pascua de resurrección, “en el primer domingo que sigue a la primera luna llena del equinoccio de primavera” (21 de marzo). Y este es el criterio que se sigue en la actualidad, con lo cual la Pascua de resurrección puede oscilar entre el 22 de marzo y el 25 de abril del calendario gregoriano, y entre el 4 de abril y el 8 de mayo para los ortodoxos que se rigen por el calendario juliano.
No hay pues, ningún impedimento teológico para fijar una fecha en que todos los cristianos celebren la Semana Santa. Así se indica en la Constitución “Sacrosanctum Concilium” emanada del Concilio Vaticano II y promulgada el 4 de diciembre de 1963, donde en su apéndice sobre la revisión del calendario litúrgico, afirma: “El Sacrosanto Concilio no se opone a que la fiesta de Pascua, se fije en un domingo determinado dentro del calendario gregoriano, con tal de que den su asentimiento todos los interesados, especialmente los hermanos separados de la comunión de la Sede Apostólica”.
Desde entonces, los sucesivos Papas han hecho la propuesta de establecer una fecha fija en el calendario para celebrar la Semana Santa, a las iglesias y comunidades cristianas separadas, sin resultado positivo. La última fue realizada por el Papa Francisco en junio de 2015 y una vez más, cayó en saco roto. Así que, si de algo sirve mi consejo, recomiendo a las Autoridades que corresponda que se establezca el primer domingo de abril para celebrar la Pascua, porque como escuché en cierta ocasión, cuando vuelva el Señor el día del juicio final, encontrará a los cristianos reunidos, pero no unidos. Y cada vez estoy más convencido de que así sucederá, por más siglos que pasen.
Este articulo fue publicado el 12 Abril 12Europe/Madrid 2019 a las 5:03 am y esta archivado en Cultura. Puedes suscribirte a los comentarios en el RSS 2.0 feed. Puedes escribir un comentario, o hacer trackback desde tu propia web.