Por Redacción | Julio 6, 2020 - 8:22 am - Publicado en Salud

Redacción/Agencias. La Dirección General de Tráfico, consciente del aumento de vehículos que hay en las carreteras españolas en estos primeros días de la llamada “nueva normalidad” tras el fin del estado de alarma, ha alertado de los peligros que puede suponer ponerse al volante sin una completa revisión de nuestras capacidades, entre ellas el estado de nuestra salud visual.

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Entre los peligros a los que ha aludido la DGT se encuentra, precisamente, el llamado “efecto túnel”, que tiene que ver con la disminución de la capacidad de visión cuando se alcanzan velocidades elevadas y que, además, se ha visto mermada en gran parte de la población tras varios meses sin conducir. En concreto, Tráfico apunta que si circulamos a 65 km/h nuestro ángulo de visión es de 70º, pero si aumentamos la velocidad a 150 km/h será de tan solo 18º, lo que, unido a la sensación de tranquilidad asociada a varios meses con escasez de coches en las carreteras, aumenta considerablemente el riesgo en la conducción ahora que el tráfico no sólo volverá a su ritmo habitual, sino que se incrementará por las vacaciones de verano.

Ante esta realidad, el Colegio de Ópticos-Optometristas de Castilla y León (COOCYL) recuerda además que, debido al uso prolongado de las pantallas por el teletrabajo y las comunicaciones familiares y de ocio ‘online’, “nos hemos estado manejando en distancias muy próximas, y eso, en ocasiones, ha motivado molestias visuales de distinta índole, como dolor de ojos, enrojecimiento, cansancio visual, pesadez de párpados o empeoramiento de la visión”, en palabras de la decana de la institución colegial, Inmaculada Aparicio. “¿Somos conscientes de que todo ello puede repercutir a nivel de reflejos en la conducción? Es tan fácil evitar el riesgo como acudir a una óptica de confianza, donde el óptico-optometrista analizará nuestra visión y nos aconsejará”, señala.

Sin embargo, de acuerdo con los datos del Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas (CGCOO), aunque una cuarta parte de los conductores padece alguna anomalía visual, solo la mitad revisa su visión cada año. En concreto, el 46% de los conductores no realiza los controles periódicos anuales; además, el 12% no se protege nunca del sol mientras conduce y el 33% solo lo hace ocasionalmente.

Por todo ello, la secretaria general de COOCYL, Ana Belén Cisneros, explica que “mientras conducimos, la visión tiene que adaptarse rápidamente a un entorno que, por la velocidad del vehículo, cambia más rápido que en condiciones normales. Por eso, una buena visión es esencial para la conducción”, mucho más teniendo en cuenta que, según datos de la DGT, entre el 1 y el 5% de los accidentes de tráfico cuyas causas son médicas podrían tener su origen en trastornos de la visión.

Del mismo modo, Cisneros alude a la importancia de una adecuada protección solar mientras conducimos de día, “ya que unas gafas de sol con un filtro adecuado nos protegen del deslumbramiento y de molestos reflejos producidos por la radiación solar en la carretera, ayudándonos a tener una mejor visión con menor fatiga ocular”.

Según ‘El Libro Blanco de la Visión’, los deslumbramientos, que se incrementan en esta época debido al descenso de horas de luz, generan situaciones de riesgo para los conductores, ya que afectan a su calidad visual. Uno de cada tres conductores afirma que los sufre “con mucha o bastante frecuencia”, un problema que da lugar a accidentes de una elevada letalidad y que tiene entre sus causas fundamentales los problemas de visión.

De hecho, ponerse detrás del volante es una tarea casi automática, pero si no se hace en plenas facultades puede poner en riesgo nuestra vida y la de otras personas, y aquí es donde entra en juego uno de los factores más determinantes, como es nuestro estado de la visión para desenvolvernos con soltura y seguridad ante los mandos de un vehículo. Hasta el 90% de información que procesa nuestro cerebro proviene de los ojos, permite determinar el detalle la percepción del color y la forma, sin olvidar algo fundamental en la conducción, como es la percepción del movimiento. Un buen estado visual va a permitir también mejorar otro factor decisivo a la hora de conducir: los reflejos, ya que éstos no pueden desempeñar bien su función si no hay una visión ágil.

Los problemas visuales que más pueden “pasar factura”:

Las cataratas: pueden provocar aparición de borrosidad o sensación de nebulosa que no permita diferenciar bien diversos objetos de la carretera.

Graduación inadecuada: si el conductor no cuenta con una graduación adecuada al defecto refractivo que presenta se dificulta la visión nítida en la distancia lejana, lo que puede provocar un accidente.

Miopía nocturna: con baja luminosidad, la percepción del color no existe, se reduce el campo visual y se produce este fenómeno, que provoca desenfoque de la escena. En la conducción nocturna, hay que tener mucho cuidado con los deslumbramientos de los faros de enfrente, que causan disminución de la agudeza visual, un problema que se acrecienta con la edad, ya que en las personas de hasta 50 años el tiempo de recuperación ante un deslumbramiento central es de 40 a 60 segundos, pero en mayores de esa edad es superior a un minuto.

Recomendaciones para conductores

Revisiones periódicas. Dada la importancia de la información visual que recibimos, es fundamental que la visión esté en el mejor estado posible. No hay que esperar a la renovación del permiso de conducir: conviene visitar al óptico-optometrista al menos una vez al año.

Gafas de sol. En estos días de alta luminosidad y en los momentos en los que haya cambios bruscos de luz, las gafas de sol son imprescindibles. En el caso de llevar gafas graduadas, es necesario que las de sol también lo sean y estén adaptadas a las necesidades de cada uno. Pero hay que tener mucho cuidado con las gafas de sol que se adquieren, ya que el 70% de las que se venden en España no cumplen con las normas de seguridad sanitarias.

Si se utilizan lentes de contacto, aunque tienen filtro UV, resulta imprescindible el uso añadido de gafas de sol para proteger completamente los ojos y el área circundante.

Cuando se circula en motocicletas y ciclomotores, los conductores deben llevar gafas de sol que sean lo suficientemente envolventes para impedir que las partículas de polvo u otros cuerpos extraños penetren en los ojos.

Gafas de repuesto. Si se utilizan lentes de contacto o gafas, es recomendable llevar unas lentes de repuesto en el coche con la misma graduación que las que se usan habitualmente.

Escoger las mejores gafas

Las mejores gafas de sol para conducir son las que tienen lentes polarizadas, que reducen el deslumbramiento y facilitan la visión en días muy luminosos. El asesoramiento de un profesional de la salud visual óptico-optometrista garantiza una elección adaptada a las necesidades de cada usuario. En el caso de las gafas graduadas, lo más importante es que la graduación esté actualizada. Además, es conveniente que las gafas cuenten con un tratamiento antirreflejante, ya que disminuye los reflejos y los deslumbramientos y se incrementa el contraste.


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