Pedro Félix García. De un modo discreto, pasando casi desapercibido para los usuarios, puede verse un nuevo etiquetado europeo para combustibles en casi todos los boquereles de los aparatos surtidores de las estaciones de servicio españolas

Las diminutas pegatinas adheridas a los aparatos surtidores responden a la nueva directiva europea

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Casi todos los surtidores españoles de carburante lucen unas nuevas pegatinas por mandato de una normativa europea, de obligado cumplimiento desde el día 12 de octubre.

Es una novedad que a muchos usuarios les ha pasado casi completamente desapercibida, pero que tiene su importancia.

Aparentemente todo sigue igual y poco ha cambiado con el nuevo etiquetado, que ha venido a sumarse al ya existente propio de cada marca petrolera. El usuario no debe preocuparse y puede seguir consumiendo su combustible habitual. Pero esta novedad encierra un trasfondo realmente importante, por cuanto que el usuario, ahora, va a tomar conciencia de qué es realmente lo que le venden.

Difícil equilibrio

Hace unas décadas, cuando se desató la primera crisis del petróleo, las autoridades decidieron a nivel mundial que había que inventar otros combustibles alternativos ante el hipotético posible agotamiento próximo de las reservas finitas de petróleo de nuestro planeta.

Un círculo para las gasolinas, un cuadrado para los gasóleos y un rombo para los combustibles gaseiformes

Y así, se ‘descubrió’ que los motores de encendido por chispa también pueden funcionar quemando alcohol, y los motores diésel también son capaces de hacerlo si les suministramos aceites de procedencia vegetal. Es decir, la Humanidad podía seguir su actual ritmo de vida, utilizando combustibles renovables.

Y se decidió -para comenzar- añadir unas pequeñas cantidades de esos combustibles renovables a los combustible habituales que proceden del petróleo. Y así se ha hecho durante todos estos años.

La nueva normativa europea sobre etiquetado de los combustibles, lo que aporta de bueno, es que a la opinión pública le va a resultar ahora más evidente saber que, junto con combustibles derivados del petróleo, también está quemando productos renovables, obtenidos de plantas.

Los carburantes son mezclas -de muy compleja formulación- de más de doscientos hidrocarburos diferentes. Ahora vamos a darnos cuenta de que, además contienen ciertas cantidades de alcohol o de aceites vegetales.

Nos enfrentamos así -con pleno conocimiento de causa- a otro dilema muy trascendente. ¿Hasta qué punto es ético que nos dediquemos a quemar unos productos que también son esenciales para la alimentación de muchísimos seres humanos?

El nuevo etiquetado advierte de que las gasolinas contienen un cinco por ciento de alcohol

Etiquetado de gasolinas

A las gasolinas comerciales no sólo les está permitido contener ciertas cantidades de alcohol, sino que, desde hace tiempo, por ley están obligadas a contenerlo, para obligarnos a consumir -queramos o no- combustibles que no procedan exclusivamente del petróleo. Es alcohol extraído de productos naturales renovables, por ejemplo de los cereales. Pero, si destinásemos gran parte de la cosecha de trigo a transformarla en alcohol para combustibles de automoción, ¿a qué precio acabaría costándonos el pan?

Para el etiquetado de las gasolinas se ha elegido un formato siempre circular; dentro del círculo aparecen escritos una ‘E’ y un número. Como el alcohol que contienen las gasolinas comerciales es concretamente el etanol, es por lo que en el nuevo etiquetado europeo aparece una ‘E’; E de etanol.

La cifra que acompaña a la ‘E’ indica el porcentaje de etanol contenido en esa gasolina que nos venden. ‘E5′ significa que esa gasolina contiene un 5% de etanol. ‘E10′ significa que esa gasolina lleva incorporado un 10% de etanol.

El carburante ‘E85′ está compuesto por un 85% de etanol y sólo un 15% de gasolina de verdad, derivada de la destilación del petróleo. Son muy pocos los modelos de automóviles capaces de funcionar con tanta cantidad de alcohol, y los pocos que utilizan ese carburante, logran poner sus motores en marcha con grandes dificultades.

¿Es bueno o es malo que la gasolina lleve poco o mucho alcohol? Por lo pronto, piensen ustedes que los alcoholes llevan moléculas de oxígeno en su composición y que, por tanto, cuanto más alcohol incorpore la gasolina que adquiramos, más moléculas de oxígeno estamos comprando. Esto es, estamos pagando por un elemento que tenemos gratis a nuestra disposición en el aire.

Así que, si podemos elegir, cuanto más bajo sea el número indicativo de contenido en alcohol de la gasolina que adquiramos, menos dinero estaremos pagando por comprar moléculas de oxígeno.

El nuevo etiquetado advierte de que los gasóleos contienen un siete por ciento de aceites vegetales

Etiquetado de gasóleos

Desde hace muchos años, todos los gasóleos comerciales contienen pequeñas cantidades de ‘biocombustibles’ y más concretamente de ésteres metílicos de ácidos grasos (FAME); dicho en términos más vulgares: aceites vegetales, de girasol, de colza…, pero sin refinar como sí lo están los que adquirimos en el supermercado.

Es más, no sólo a los gasóleos comerciales les está permitido contener ciertas cantidades de ‘biodiésel’, sino que, por ley, además están obligados a contenerlas, por aquello de pretender obligarnos de ese modo a tener que consumir -queramos o no- combustibles que no procedan exclusivamente del petróleo.

El ‘biodiésel’ se extrae de productos naturales renovables, por ejemplo del girasol y otras sustancias vegetales y animales que constituyen una fuente esencial de alimentación humana en el tercer mundo… Es la razón por la que, en el nuevo etiquetado europeo para gasolinas aparece una ‘B’ de ‘biocombustible’.

Para el etiquetado de los gasóleos se ha elegido un formato siempre cuadrado. Dentro de tal cuadrado aparecen escritos una ‘B’ y un número.

La cifra que acompaña a la ‘B’ indica el porcentaje de ésteres metílicos de ácidos grasos contenido en ese gasóleo. ‘B7′ significa que ese gasóleo contiene un 7% de ‘biocombustible’. ‘B10′ significa que ese gasóleo lleva incorporado un 10% de ‘biodiésel’.

Un carburante etiquetado ‘XTL’ estaría compuesto por un combustible parafínico -en muchos aspectos parecido al gasóleo de verdad-, pero extraído por síntesis o hidrotratamiento a partir de sustancias naturales renovables, como grasas animales o vegetales. Son muy pocos los fabricantes de vehículos que admiten la utilización del ‘biodiésel’ puro en sus motores diésel.

Hidrógeno; gas natural comprimido; gas licuado de petróleo y gas natural licuado, respectivamente

Consejo: si podemos elegir, cuanto más bajo sea el número indicativo de contenido en ‘biodiésel’ del gasóleo que adquiramos, menos dinero estaremos pagando por comprar un combustible de menor poder energético que el gasóleo derivado del petróleo.

Otras fuentes de energía

La información relativa a otros combustibles especiales, normalmente gaseosos en estado natural -aunque generalmente se comercializan en estado líquido para su venta al público-, ha de ir recogida siempre dentro de un rombo. En los casos del hidrógeno constará escrito ‘H2′; en el del gas natural comprimido ‘CNG’; en el del gas natural licuado ‘LNG’ y en el del gas licuado de petróleo ‘LPG’.

Actualmente, el Comité Europeo de Normalización (CEN), está trabajando en la elaboración de una nueva norma equivalente y de obligado cumplimiento para las etiquetas aplicables a los vehículos eléctricos y a sus puntos de recarga.

Este articulo fue publicado el 10 Octubre 10Europe/Madrid 2018 a las 8:01 am y esta archivado en Motor. Puedes suscribirte a los comentarios en el RSS 2.0 feed. Puedes escribir un comentario, o hacer trackback desde tu propia web.