Julián Mateos Cuesta/PPzTAr. Seguramente que nuestro querido amigo, Alberto Brogeras Luján, habría recibido como el mejor halago, el de CIUDADANO. Pues si algo fue cabalmente Alberto, entre otras muy buenas cosas, fué eso, un ciudadano en el más puro, exacto y hasta republicano sentido de la palabra.

Atardecer en la Virgen de las Viñas. J.Marqués

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Esa forma de pasar por la vida, en una sociedad algo pacata, tirando a cobardona y, a veces,  servil, no pasa desapercibida y jode de vez en cuando.

Pero para los que tuvimos la suerte de tratarle, conocerle y también discutirle en amistad, su vertical e inquebrantable sentido ciudadano es un referente ético.

El día de San Juan, pocos días después que lo hiciese otro querido amigo de la Peña Tierra Aranda, Esteban Rojas, cruzó Alberto a la otra orilla del río de la vida, donde cada vez vamos teniendo más gente querida.

La casualidad ha querido que a otros de sus amigos, su despedida nos haya pillado en esa “otra España” que Alberto tanto apreciaba, donde en su nombre le despediremos del sol tropical y las palmas reales, al tiempo que fumaremos un veguero de los que tanto gustaba.

Al líder que nos deja el ejemplo de su dignidad cidiana, alimento de la Plataforma que el mismo inspiró, le ofrecemos el compromiso firme de seguir adelante hasta conseguir que sea mucho más difícil, si no imposible, reírse de nuestro pueblo.

Al amigo entrañable le imaginamos al otro lado, disfrutando en una dehesa verde y fresca, con los familiares y amigos numerosos que allí, como aquí, tiene. Comiendo chuletas y bebiendo clarete, en un cielo que, de existir, debe de estar reservado para la gente buena… como tu Alberto.